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Al votar el 65% del padrón, se blinda la democracia 

Nada personal/Pablo Ruiz Meza

A un mes de las elecciones locales y federales, los candidatos no terminan por convencer y tener mayor penetración en la conciencia de los votantes para que tomen su mejor decisión. Eso sí, abunda la estrategia distractora de las descalificaciones para ganarse maquiavélicamente el voto emocional de los ciudadanos.

Lejos de ofrecer alternativas reales de solución a exigencias y problemáticas, son más los discursos de mentiras, acusaciones y odio, que en nada ayudan a la democracia electoral participativa.

Sí, los candidatos hacen su esfuerzo para ofertar sus proyectos, una lista de buenas intenciones en el mejor de los casos, algunos como si se tratara de un país desarrollado, pero no precisan los cómo, ni cuánto costará o de dónde saldrán los recursos fiscales.

Prometer no empobrece, pero los excesos en los discursos demagógicos contrastan con una realidad lacerante en temas básicos como la seguridad pública, el empleo, la salud, la educación, los servicios públicos…

Lo que no se ve en este proceso electoral, son las campañas de contrastes de lo realizado por los tres órdenes de gobierno, para que los votantes comparen resultados y voten.

Un contraste sin descalificaciones ayudaría a la democracia electoral, amén de que los discursos de prometer un futuro de “disneylandia” en los municipios, choca con la realidad inmediata que viven cada votante y sus familias.

Frente a una realidad social, económica, política, cultural… las artimañas publicitarias, el uso propagandístico de las encuestas, y todo el dinero utilizado en mercadotecnia, se caen ante los votantes que viven otra circunstancia, la de ellos, no de los gobernantes o de partidos políticos.

Pero claro, los encargados de las estrategias en las campañas electorales le apuestan al encono, las descalificaciones, a la violencia verbal y física, a la guerra sucia, etcétera, para inhibir el voto, intimidar a las familias para que se queden en casa el día de la jornada comicial.

Como sucede en las elecciones, lo mismo en los regímenes de gobierno del PRI, PAN y MORENA, la apuesta ha sido hacer prevalecer el voto corporativo, todo lo que ello signifique, empezando por la extorsión a través del chantaje con los programas sociales.

Y si los ciudadanos que son beneficiarios de programas sociales y tienen una voluntad libre de por quién votar, el recurso más cínico de los enemigos de la democracia electoral será echar balazos para generar un ambiente de inaccesibilidad a las casillas para encontrarse con las urnas.

La voluntad cívica de los votantes para salir a sufragar blindará a la democracia de las mayorías para determinar quién o quiénes los gobernarán o los representarán en las asambleas populares, ya sean cámaras legislativas o cabildos.

Para unos y otros, lograr la participación del 65 por ciento de los inscritos en el padrón electoral, será una muestra de la decisión ciudadana para salir a ejercer su derecho a elegir libremente entre las diferentes opciones.