Una de las historias cotidianas, por reiterativas, son el viacrucis que viven familiares y pacientes en los hospitales generales del sector salud del estado.
Una persona de la tercera edad con baja oxigenación fue llevada por sus familiares al Hospital General del Sur, pero no lo atendieron.
El médico de guardia argumentó que esa afección “respiratoria” la atendían en el Hospital General de Cholula, a donde enviaron a familiares y paciente.
Después de varios minutos fueron atendidos en el Hospital de Cholula donde les explicaron que el neumólogo debió atenderlos en el Hospital del Sur.
Explicaron que podían realizarle una prueba covid para descartar el contagio, y los regresaron al Hospital del Sur, donde no fue atendido el paciente que durante horas estuvo postrado es una silla de ruedas.
El subdirector médico del Hospital General del Sur, nefasto y patán, le dijo a los pacientes que esperara el paciente sentado en una silla la llegada al otro día del neumólogo.
Los pacientes tomaron la decisión de recurrir a los servicios médicos privados de la persona de la tercera edad, porque los hospitales del sector salud del estado dejaron de atender con calidad y calidez.
Estos y otros hospitales general y el de especialidades de Ortopedia de los servicios de salud en estado, junto con centros de salud y clínicas, todas en su peor momento de atención médica y hospitalaria, pasaron al programa federal del IMSS-Bienestar.
La falta de medicamentos, médicos especialistas, la mala atención a los pacientes y los servicios se ínfima calidad, distan de las prestaciones y servicios que ofrecía el Seguro Popular, coinciden en decirlos los familiares pacientes.
Desmantelar el estructura e infraestructura de los servicios de salud en el estado puede pasar a la historia del estado y el país como una mala decisión, al centralizarlos en el IMSS-Bienestar en manos del gobierno federal.
Dentro del mismo gobierno de la 4T, el extinto mandatario estatal Miguel Barbosa Huerta se oponía a la entrega de los servicios de salud en el estado a la federación.
Esa negativa ocasionó el retraso de la adhesión de Puebla al IMSS-Bienestar, que solo fue posible con prontitud incondicional con la llegada del gobernador sustituto Sergio Salomón Céspedes, quien entregó infraestructura hospitalaria, recursos humanos y financieros.
A estas alturas del gobierno de la 4T sale sobrando el “beneficio de la duda” a los prometidos servicios de salud como en Dinamarca, ligado al éxito del programa IMSS-Bienestar.
Por decreto es difícil ofrecer una excelente atención médica a personas que carecen de seguridad social, porque en un lustro los servicios de salud del estado entraron en un franco deterioro.
El gobierno del estado transfirió por donación gratuita 322 inmuebles a la federación, entre unidades de primer nivel como hospitales, oficinas y almacenes.
Ente los hospitales y centros de salud destacan los ubicados en Ciudad Serdán, Huaquechula, el Hospital General del Sur, Hospital General del Norte, el Hospital General de Cholula, el Hospital de la Mujer San Lorenzo Teotipilco, Tehuacán, y el Hospital General de Teziutlán, entre otros.
El deterioro de los servicios de salud en el estado es un mal antecedente para la adhesión del IMSS-Bienestar, que en mano del gobierno federal tampoco es una garantía, posterior al fracaso del Insabi.
Veremos si con los resultados del centralismo federal en los servicios de salud en los estados con el IMSS-Bienestar la atención médica será mejor a la Dinamarca, como lo sigue prometiendo el presidente López Obrador.
Face: Pablo Ruiz Meza
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