Un mérito que no se le puede regatear al gobernador sustituto Sergio Salomón Céspedes en su año de gobierno, es la despresurización del ambiente político-judicial crispado entre la sociedad poblana que dejó el autoritarismo barbosista en Puebla. A su llegada al gobierno del estado, Céspedes Peregrina halló un completo tiradero y desorden de la administración estatal, con francos atracos a las finanzas públicas hecha queso gruyere.

Difícilmente se pueden reparar o revertir en un año daños profundos como el deterioro del tejido social golpeado por la inseguridad pública y la alta incidencia delictiva que tiene a la entidad en escenarios de violencia impensables en Puebla protagonizada y generadas por células de la delincuencia organizada y los crecientes delitos del fuero común.

La violencia en los hogares que alcanza manifestaciones trágicas como los feminicidios, es una de las expresiones graves del deterioro de tejido social, así como el creciente fenómeno de las desaparición forzadas y los abusos a menores, entre otros.

Lo hecho en un año es resultado de buenos intentos como el relacionado el crecimiento económico y a otros indicadores en materia de salud, educación, deporte, cultura, medio ambiente… todavía en periodo de recuperación por los efectos de la pandemia por el coronavirus.

En la este contexto, la principal aportación del año del gobierno sustituto en la contribución a la reconciliación entre la clase política y el abatimiento del clima de odio y encono entre la sociedad generado por la administración barbosista, con un extinto gobernante obcecado con la confrontación y la eliminación de sus adversarios políticos.

Frente a un gobierno soberbio, prepotente y arrogante que actuó como un dictador bananero con desplantes de emperador que todo lo arreglaba con decretos y enviar a la cárcel a sus adversarios y aliados políticos, el arribo de Céspedes puso en práctica lo que mediáticamente se ofertó desde las oficinas de prensa de gobierno, la llegada de la “era salomónica”.

Y sí, la llamada era salomónica permitió que fueran encarcelados ex secretarios de gabinete, exalcaldes, ex diputados, ex funcionarios y funcionarios públicos de su gobierno y adversarios políticos que había sido enviados a prisión.

En esta postura del gobierno sustituto de abrirle las rejas de la prisión a varios presos exfuncionarios públicos, varios aprovecharon la oportunidad para negociar sus carpetas judiciales a sabiendas de que habían cometido diversos delitos cuando se desempeñaban como gobernantes y servidores públicos.

Pero lo trascendente en las acciones de gobierno de Céspedes es que erradicó la rijosidad del discurso y los actos de gobierno de persecución contra quienes pensaran distinto al gobernador, como ocurría hasta en el interior del partido gobernante Morena.

Justo en el ámbito político partidista, Céspedes, con oficio político aprendido en las filas del PRI donde se formó, entendió la fuerza e importancia de la disciplina partidista, convirtiéndose en un soldado del presidente Andrés Manuel López Obrador con el proyecto de la 4T.

De cara a las elecciones presidenciales y locales de 2024, Céspedes Peregrina ofrece ser un gobernante institucional, pero su corazón y compromiso partidista está con Morena y con la 4T, y actuará en consecuencia porque su escuela priista es empática con la “izquierda” de AMLO.