Separados por miles de kilómetros y sin verse desde hace más de 12 años, Esperanza Ramón Rodríguez relató que sintió un fuerte golpe emocional al saber que su hijo Juan, quien radica en Los Ángeles, California, se había contagiado de Covid-19.
La mujer de 75 años, originaria de Santa Ana Teloxtoc, dedicada al tejido de tenates de palma y otros artículos de dicho material, supo que su hijo se había infectado y señaló que una gran angustia la invadió.
Con tristeza en el rostro, narró que a diario oraba: “Pedía al Todopoderoso porque mi hijo recuperara la salud, tenía temor por la vida de uno de mis 12 descendientes y el único que está más distante de su hogar, de su familia”, citó.

Dijo que fue casi un mes de angustia y que las contadas ocasiones que hablaba con Juan le permitían escuchar —a través del teléfono— que su salud mejoraba, lo que poco a poco le devolvía la tranquilidad.
Esperanza recuerda que vivió días de desesperación al saber que su hijo estaba muy lejos, en otro país donde es poco o nada conocido, además de la complicación para ir a verlo debido a su situación económica, misma que orilló a Juan a salir de la junta auxiliar para buscar una mejor oportunidad de empleo, la cual logró al conseguir un trabajo en un restaurante.
La madre de 12 hijos refirió que depende de las escasas ventas de tenates de palma que teje a diario y para los cuales no hay clientes; además, contó que por su edad no puede salir a ofrecerlos a las poblaciones cercanas y está a la espera que alguien llegue a Santa Ana Teloxtoc y a través de la recomendación que hacen entre artesanas, puedan lograr una venta.

Por último, apuntó que la pandemia se convirtió en una gran limitante para llevar a cabo su actividad y puntualizó que más allá del ingreso económico que necesita, su prioridad es preservar su salud, la de sus 12 hijos —excepto Juan que vive en Los Ángeles—, así como la de sus nietos que conviven con ella.