Este mes se cumple el primer año de gobierno en Puebla de la tercera administración de la llamada Cuarta Transformación de la autodenominada “izquierda”. Se trata de un híbrido de presunta izquierda que se ha nutrido principalmente de los desprendimientos del PRI.
En este gobierno cohabitan personajes del morenovallismo -de origen también priista- del PRD, pocos de la izquierda histórica y del obradorismo.
El origen de la gran mayoría de mandatarios estatales en este régimen – a diferencia de Clara Brugada en la Ciudad de México, y Alfredo Ramírez Bedolla, en Michoacán– el resto fueron militantes o dirigentes del PRI y PAN.
El caso poblano es muy similar al resto de mandatarios estatales de origen priista, como han sido el gobernador interino Guillermo Pacheco Pulido, Luis Migue Barbosa -priista de Tehuacán impuesto por Mariano Piña Olaya como líder estatal del PRD- y el actual titular del Ejecutivo Alejandro Armenta Mier.
Un estado como Puebla con una larga tradición de luchas de la izquierda universitaria, campesina, obrera, popular y magisterial de la llamada izquierda histórica, incluida la comunista, no son las cabezas visibles de la llamada 4T en el estado.
Así se aprecia en la composición del gabinete legal y ampliado del gobierno del estado donde ocupan lugares secundarios y sin gran poder de influencia ni decisión como el exacadémico universitario Abraham Quirós, que tampoco tuvo un papel relevante en la izquierda poblana.
La composición política e ideológica del actual gobierno estatal, y la gran mayoría de ayuntamientos, están muy lejos de ser considerados como de “izquierda”, se trata más bien de representantes de una corriente socialdemócrata, como lo ha sido el PRI.
Adictos a la 4T, muchos exmilitantes del Partido Comunista Mexicano que militaron en la Universidad Autónoma de Puebla, quienes a finales de la década de los 80 se aliaron al PRI durante los gobiernos de Mariano Piña Olaya y Manuel Bartlett, son militantes de Morena.
Destacan exdirigentes del PCM como Luis Ortega Morales, aliado de Alejandro Armenta Mier desde que se confrontó con Barbosa por la gubernatura.
Otro de los histórico del exPCM aliado al PRI es Jorge Sánchez Zacarías, quien como funcionario de la SEP con Bartlett Díaz logró construir un emporio de universidad privada.
Un “defensor” de la universidad pública y popular que terminó como potentado, al igual que otros que hicieron de la educación superior y media superior un negocio altamente rentable.
Esa es parte de la “izquierda” poblana que milita y simpatiza con Morena y la 4T, aliados de los priistas poblanos, muchos de ellos que persiguieron y encarcelaron a lideres sociales, principalmente por órdenes de Piña Olaya y Bartlett Díaz (desde Gobernación federal y como gobernador enviado por Carlos Salinas).
Otros excomunistas poblanos más se han refugiado en cargo públicos de tercera y cuarta, en la burocracia dorada, militando en Morena, alejados de los movimientos con reivindicaciones sociales.
Esa generación de universitarios “revolucionarios” chaquetearon en México para aliarse con el PRI para apropiarse del país con un proyecto totalitario, como ocurre con los de su generación en el FSLN en Nicaragua, convertidos en unos dictadorzuelos como Daniel Ortega.
Joel Arriaga, Enrique Cabrera, Alfonso Calderón, Vicente Villegas, Luis Rivera Terrazas, José Rodríguez “Pepe Marchas” … y otros más, se avergonzarían de quienes se han aliado con sus verdugos y persecutores para cogobernar en el estado y el resto del país con el PRI.-
Renunciando a un gobierno de izquierda, porque la 4T es en esencia neoliberal en su política económica, sus prácticas de corrupción y de presumibles nexos con los principales capos.
¿Gobierna el estado la presunta “izquierda poblana”?
Desde el inicio de la administración, en las primeras evaluaciones de los perfiles que integraron el equipo central del gobernador, se detectó que muchos no cumplían los perfiles profesionales ni de experiencia, muchos menos que fueran de “izquierda”.
La decisión de cumplir con las cuotas partidistas con grupos de Morena para dejar contentos a todos, así como premiar lealtades políticas y personales, no fue la mejor.
La inexperiencia dificultó las acciones efectivas e inmediatas del gobierno, lo que significó perder tiempo en la aplicación de políticas públicas.
Así ocurrió por ejemplo con la secretaría de Turismo donde fue contratada la exdirectora del Instituto del Deporte, Yadira Lira Navarro, quien solo arrastraba una serie de cuestionamientos administrativos por prácticas de nepotismo. ¿Esa es la “izquierda”?
Fue designada secretaria de Turismo sin tener ninguna experiencia en el sector, ni trato con la industria sin chimeneas donde son muy activos los hoteleros, restauranteros, promotores turísticos, agencias de viajes, etcétera.
Lo más que hizo la señora Yadira Lira fue realizar un par de viajes al extranjero y acomodar a sus familiares en los diferentes cargos públicos, lo que influyó en la decisión de relevarla.
En este contexto adquiere un papel relevante el jefe del gabinete José Luis García Parra, en una función que recuerda –por su poder e influencia- a José Córdova Montoya, en el sexenio de Carlos Salinas.
García Parra se convierte en el “02” del gobierno del estado, y entre las evaluaciones al equipo de colaboradores influyó la correlación de fuerzas en el primer círculo de poder.
Una posición importante como la Dirección de Comunicación Social del gobierno de un personaje cercano al gobernador como José Tomé Cabrera, llamó la atención en el medio periodístico y en el círculo rojo.
Tomé ha estado con Armenta desde que éste fue secretario del gabinete estatal con Mario Marín, en la extinta Secretaría de Desarrollo Social, como vocero en el CDE del PRI, en el Senado y durante la campaña electoral.
Otra sustitución fue la de Javier Aquino Limón -hombre cercano a Sergio Céspedes– como secretario del Bienestar, e incluir a la diputada líder del Congreso local, Laura Artemisa García Chávez, para favorecerla con una mayor exposición mediática.
Otro de los relevos importantes que sorprendió a propios y extraños ocurrió en el Subsecretaría de Planeación y Finanzas, Víctor Hugo Domínguez Amado, quien “abría y cerraba la llave del gasto”, personaje clave en el financiamiento de la campaña electoral.
Buena parte del esfuerzo de esta administración en el primer año la centraron a revertir los costos de la deuda por obras como el CIS y el Museo Internacional del Barroco, así como amortiguar el déficit causado por la fraudulenta operación por más de 600 mdp en Accendo Banco, durante la gestión del finado Miguel Barbosa.
A un año de gobierno, concluida la prolongada de la curva de aprendizaje, el relevo de secretarios del gabinete, y la exhibición de operaciones financieras irregulares en Accendo, se prepara este gobierno para el ejercicio franco del gobierno con obras como el Cablebús. Este es el gobierno de “izquierda” de la 4T en Puebla.
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