Se agota el bono democrático de las elecciones locales de junio de 2024, y los poblanos empiezan a perder la paciencia y aumenta el hartazgo por la falta de resultados de los gobiernos de Morena de la 4T en la entidad. Al margen de los espectáculos –pan y circo-, las trivialidades y excesos en el ejercicio del Poder, los habitantes de la ciudad capital y del estado están llegando al límite.
Les abruma el grave problema de inseguridad pública y la delincuencia –homicidios dolosos, asaltos de todo tipo, huachicol, narcomenudeo, extorsiones…
Afectados por calles y avenida destrozadas con millares de baches, más gravámenes como (parquímetros y fotomultas, verificación, Ley Casco…).
Y daños patrimoniales por el robo de pertenencias a bordo del transporte público (dinero, celulares, computadoras) asaltos en centros comerciales, al salir de un banco o cajero, así como el robo de automóviles y de miles de autopartes.
Se quejan hasta de las acciones del gobierno como coartar la libertad de expresión con una reforma al Código Penal por ciberasedio aprobada por los diputados por Morena y sus aliados de la actual Legislatura.
A más de un semestre del gobierno estatal, de los presidentes municipales y la renovación del Congreso local, es más que oportuno se miren a un espejo, escuchen a los ciudadanos, consulten a los expertos y revisen los riesgos sociales y políticos por el hartazgo de la sociedad poblana.
En mensajes de WhatsApp de grupos sociales, no exentos de controversias, los ciudadanos emiten sus opiniones; comprobada la identidad de los usuarios del chat, nombres que reservaré para mantenerlos en el anonimato, envían mensaje como estos:
¿Cuánto vale una vida en Puebla? Hace unos días, Stanley —un hombre de 35 años— fue asesinado en el estacionamiento de Plaza Solesta, en la zona de Angelópolis.
Acababa de comprar un reloj Cartier. Dos tipos en moto lo venían siguiendo. Lo interceptaron, intentaron robárselo y al resistirse… le dispararon a quemarropa. Murió ahí mismo. Por un reloj.
Este crimen nos duele, pero también nos grita una verdad que muchos ya venimos sintiendo: Puebla está en riesgo de perderse en la violencia.
No es un hecho aislado. Es un síntoma de una ciudad que se está descomponiendo (:)
asaltos a Sam’s, a Coppel, a joyerías. A estudiantes, a personas saliendo del banco. Robos(en el) transporte público, en casas habitación, a negocios. Asaltos en autopistas, a camiones de carga. Cobro de piso. Extorsión. Amenazas. Asesinatos.
Y mientras tanto… ¿dónde están nuestras autoridades?: Están ocupadas colocando más cámaras de fotomultas; en montar retenes para quitar motocicletas a trabajadores; en levantar infracciones a propios y extraños (incluidos en parquímetros); en hostigar ciudadanos que se atreven a alzar la voz en redes sociales.
¿De verdad este es el modelo de seguridad que merecemos? se preguntó un ciudadano en un grupo de la red social WhatsApp.
La policía -acusa- parece más interesada en castigar al que trabaja que en perseguir al que mata. Y eso, con todo respeto, es inaceptable.
Y exhorta el grupo de la red social: no podemos normalizar esto. No podemos callarnos. No podemos permitir que Puebla se vuelva una ciudad donde salir a la calle sea una ruleta rusa.
A quienes hoy tienen el poder y la responsabilidad: no están cumpliendo su deber. Y no se los decimos con enojo ciego, se los decimos con dolor y con urgencia. ¡Puebla necesita seguridad!, no más recaudación disfrazada de “orden” (vial o por seguridad).
Pero también fijó postura: no queremos más fotomultas. Queremos justicia. Queremos vivir en paz. Queremos volver a caminar sin miedo.
No podemos perder Puebla. No dejemos que la impunidad se haga costumbre. No dejemos que el silencio sea complicidad. ¡Ya basta!
Así, sin ciberacoso que “insulte, injurie, ofenda, agravie o veje a otra persona, con la insistencia necesaria para causarle un daño o menoscabo en su integridad física o emocional”, se manifiestan los poblanos.
Con la reforma al Código Penal del estado vigente, cualquier gobernante, legislador o juzgador lo puede interpretar como un ciberdelito “a través de la utilización de las tecnologías de la información y la comunicación, redes sociales (…)
A la persona responsable -impusieron los diputados por Morena y aliados en el Congreso local, le puede atribuir “la conducta descrita en el párrafo anterior se le impondrá la pena de 11 meses a tres años de prisión y multa de 50 a 300 días del valor diario de la Unidad de Medida y Actualización vigente en el momento de la comisión del delito”, publicó el Periódico Oficial del Estado (y no se refiere a la prensa inclinada a la 4T).
Un usuario más escribió: “Desafortunadamente solo nos lamentamos, los grupos que seguimos para un cambio no hacen nada, Morena está en decadencia y solamente en época electoral se le ve”.
Yo creo que en 2018 los que votamos por Morena fue por hartazgo, pero en el (20)24 ya algunos cambiamos de idea y abrimos los ojos afortunadamente y como ahora, con todo lo que estamos viendo, espero que más mexicanos despierten; bueno yo desperté desde lo del Tren Maya que fue todo un ecocidio; qué decepción.
Estos textos son los temas de conversación de los poblanos en las redes sociales, y los gobernantes del oficialismo deben darle su correcta y justa dimensión.
El movimiento de la 4T debe retomar sus principios originales para alejarse de las tentaciones del autoritarismo convertido en una dictadura imperfecta -porque hasta para eso son erráticos-; entre los poblanos aumenta el hartazgo y se les acaba la paciencia.
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