
Las 20 muertes trágicas por las lluvias torrenciales en comunidades de la Sierra Nororiental se suman a la pérdida mensual de personas víctimas de la violencia en el estado. No se trata de números, de cifras frías, son vidas humanas y pérdidas que enfrentan familias poblanas, que por desastre naturales o violencia, pierden a sus seres queridos.
En ambos casos, las muertes trágicas por la violencia y los desastres naturales están relacionadas con la cultura de la prevención, principalmente en lo relacionado a la seguridad pública.
Las autoridades, en primer lugar, del ámbito que se trate de los tres niveles de gobierno, deberían ocuparse y no fomentar con su silencio la pérdida de vidas como la “normalidad”.
En la última década se agravó el fenómeno de la criminalidad en el estado, al grado de que Puebla figura entre los estados con las peores atrocidades para privar de la vida a las personas.
Lamentablemente la sociedad perdió la capacidad de asombro ante asesinatos horrendos en el estado: desde cuerpos calcinados, cercenados o arrojados a fosas clandestinas.

Para los nuevos tiempos de la aplicación de la tecnología en las comunicaciones, las redes sociales se ocupan del morbo en los dispositivos móviles de asesinatos de personajes como como el “medio metro poblano”, ultimado de un balazo en la cabeza, confirmó la FGE.
La ciudad de Puebla y en las diferentes regiones del territorio poblano, son escenario cotidiano de homicidios dolosos, y sectores de la sociedad reaccionan cuando involucra a empresarios o figuras públicas, víctimas de la delincuencia.
Pero pese a ello, posterior a las condenas públicas, este tipo de delitos se siguen cometiendo en Puebla, como si se tratara de estados con altos índices delictivos como Sinaloa, Estado de México, Guanajuato, Michoacán, Guerrero, Morelos, Tamaulipas, Baja California, Nuevo León, Veracruz o Jalisco…
En este octubre, al martes 21, se han cometido en el estado 58 homicidios dolosos, y en cinco días con cuatro crímenes cada día.
En dos días consecutivos (12 y 13 de octubre) se cometieron cinco asesinatos, de acuerdo con el reporte oficial del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).
No es un consuelo para la ineptitud de las autoridades encargadas de la seguridad pública utilizar puntos porcentuales a la baja en homicidios, como si fueran reportes de bajas en las cotizaciones de las acciones en la Bolsa Mexicana de Valores.
Se ha deshumanizado la tragedia en las esferas gubernamentales, e ignoran -o esconden- que detrás de los homicidios existen las extorsiones y el cobro de piso de los delincuentes.
Hombres y mujeres, principalmente jóvenes figuran entre las víctimas de homicidios dolosos, igual de trágicos para las familias poblanas con personas desaparecidas que no volvieron a ver, frente a un Estado fallido.
Con base a los datos preliminares del SNSP, estos son los homicidios dolosos por mes en este 2025: enero, 39; febrero, 40; marzo, 71; abril, 77; mayo, 77; junio, 73; julio, 53; agosto, 87; septiembre, 62 y al 21 de octubre, 58.
La cifra de asesinatos se disparó al octavo mes, con 87, y le habían antecedido 77 crímenes en dos días continuos en los respectivos meses de mayo y junio.

Una política de seguridad pública, con estrategia y acciones exitosas a favor de la seguridad de los poblanos – ahora a cargo de los militares de la Marina-Armada de México- no estarían arrojando estas cifras negativas.
Se trata de malos resultados parta la seguridad del estado mientras los marines siguen campantes cobrando salarios en Puebla y en la Semar, sin resultados que presumir frente a la fuerza impune de la delincuencia común y organizada.



