El ambiente democrático en la segunda sesión extraordinaria del Consejo Universitario de la BUAP que analizó la delicada discusión del paro estudiantil es un buen ejemplo de la civilidad política.
Trasmitida la sesión en face live para la comunidad universitaria y con acceso a la sociedad interesada en el conflicto, confirma el sentido crítico y el prestigio de esta universidad pública.
Se trata de la sesión de los consejeros universitarios directores de unidad académica, maestros, estudiantes y trabajadores administrativos electos para representar a los sectores en el principal órgano colegiado de gobierno de la Universidad.
No faltan, como ha sido históricamente en la BUAP, los consejeros a modo enviados con el acordeón para leer de manera atropellada y con mala dicción los posicionamientos para respaldar la postura “oficial”.
Debe reconocerse el nivel de las discusiones entre los consejeros universitarios, así como la tolerancia a la postura un tanto histéricas como la protagonizada por la directora de la Facultad de Derecho.
Para la abogada es “sospechoso” que los estudiantes en paro tengan montada una cocina en sus guardias, y le parezca subversiva la vestimenta de color negro, así como el uso de “chícharos” de equipos de comunicación de los paristas.
Lo expuesto por la académica y litigante fue una expresión del “síndrome de Estocolmo” porque dijo haberse sentido privada de la libertad en condiciones de presidiaria, tratada como si estuviera en una cárcel.
Denunció los abusos de los estudiantes que prácticamente los pasaron a la báscula al acudir a Ciudad Universitaria, en el fallido intento por dialogar con los paristas.
En orden y con respeto, los consejeros universitarios abordaron la problemática exponiendo sus puntos de vista propios y de sus representados, en un ambiente de unidad para eliminar cualquier indicio de bandos opuestos, sino como una sola BUAP.
Muy interesante, sin debates acalorados con encono y con ganas de desaparecer al otro, a diferencia de cómo ocurría en otras épocas de crisis y debate álgido en el Consejo Universitario.
Se hizo sentir el peso de la titular de la Rectoría, en su papel líder universitario y representante legal de la BUAP.
Lilia Cedillo de dio rumbo a la solución del paro estudiantil al priorizar el diálogo, agotarlo, sin generar una presión innecesaria con una encuesta virtual para inducir el regreso a clases presenciales, sin antes atener hasta el último punto de los respectivos pliegos petitorios.
Más de una voz universitaria, dentro y fuera del Consejo Universitario, se pronunció a favor de la presencia de la rectora en las respectivas unidades académicas para atende las demandas estudiantes y acordar los tiempos del levantamiento del paro.
Se trata de un buen exhorto de la comunidad, y una buena manera de salir victoriosa de esta crisis de oportunidad para que la rectora encabece las mesas de diálogo y levantar los paros, que la legitimaría y empoderaría más como dirigente universitaria.
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