El gas lacrimógeno, los extintores, el grupo de granaderos, el uso de la justicia, la GN y la “compra” de opositores, así como los Yunes, son el símbolo de la “izquierda” del priismo rancio renovado en Morena para votar a favor de la reforma judicial de Andrés Manuel López Obrador.
Lo ocurrido ayer en la sede de la Cámara de Senadores, en San Lázaro y en la llamada Casona de Xicoténcatl, traen a la memoria la avasalladora aplanadora del PRI en el Congreso de la Unión que arrollaba a la izquierda opositora en los gobiernos de José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado y Carlos Salinas de Gortari.
Muchos, muchos de esos priistas que atropellaron a los incipientes grupos parlamentarios opositores, son los mismos que hoy en Morena y sus aliados del PT y PVEM, le propinaron un severo revés a la oposición legislativa conformada por el PAN, PRI y MC.
Como sucedía en la época de la “aplanadora” legislativa en el régimen priista, con el apoyo de partidos satelitales como el PPS, PARM, PST-FCRN, en la era de la Cuarta Transformación la hacen de partidos satélite el Partido del Trabajo y el Verde Ecologista de México (PVEM).
Los mismos priistas de la época legislativa de la aprobación del Fobaproa, son los mismos que ahora en las filas de Morena como legisladores de “izquierda” arrasaron con la oposición y contra los trabajadores del Poder Judicial, para imponer la reforma judicial.
Las muestras de incongruencia del presidente de la Mesa Directiva del Senado, Gerardo Fernández Noroña, para pedir la presencia de la fuerza pública, contrasta con sus actos como opositor que llegó al extremo de tirarse al piso para impedir el paso al entonces presidente Ernesto Zedillo.
La capacidad corruptora del régimen de la 4T para comprar la voluntad de la familia Yunes Márquez, es la misma que practicó el PRI en la Cámara de Diputados para “comprar” a legisladores del entonces PSUM, diputado a quienes sus correligionarios le lanzaron monedas acusándolo de vendido y traidor.
Es la misma práctica del pasado del PRI en el gobierno y de un presidente como López Obrador que lo mismo corrompió a sus enemigos políticos como Miguel Ángel Yunes Linares, que utilizar a la GN y a la justicia de Campeche para detener al padre del senador de MC, para doblarlo y alejarlo de la CDMX.
Los integrantes del Poder Judicial, entre trabajadores, jueces, magistrados y ministros, ejercieron su derecho de manifestación, igual o más radicales como lo hizo en varios momentos la llamada “izquierda” parlamentaria y social que lo mismo tomaba la tribuna, que facilitaba el ingreso hasta de un caballo con jinete del movimiento barzonista.
Nadie debe sorprenderse por la actuación del presidente y de los grupos mayoritarios de Morena y aliados en las cámaras de Diputados y Senadores, porque su actuación corresponde a una continuidad del priismo renovado en Morena.
La orden autoritaria de aprobar la reforma judicial rompió con la civilidad política, el diálogo, la decencia y honradez, que no fue la característica del gobierno de AMLO.
La polémica por la reforma al Poder Judicial Federal, no solo fue un escándalo en el contenido de la enmienda constitucional, sino la forma corruptora de lograrlo, que deja en la historia la comprobación de que nada cambió en el país, salvo el color tricolor a guinda, los nuevos dueños del país.
X@pabl_ruiz
Face: Pablo Ruiz Meza
E-mail: pabloruiz91516@gmail.com