Vanessa bajó las escaleras del segundo piso apoyándose con un bastón. Su pierna derecha no le respondía desde hace un par de semanas. A paso lento se dirigió al portón de la casa que está dividida en un par de pequeños departamentos, ubicados en una de las calles de la colonia Moderna, en la alcaldía Benito Juárez.
-Sí, soy Vanessa Flores, ¿qué desean? -preguntó a las reporteras.
–Queremos hacerle un par de preguntas respecto a la empresa Konkistolo, que usted constituyó, y con la que ha recibido contratos gubernamentales por más de 256 millones de pesos.
Vanesa sonrió extrañada.
-Ay señorita, como que esas cantidades son muy estratosféricas para donde yo vivo, ¿no cree? -le dijo a la reportera que abrió la conversación.
La sonrisa se le fijó en el rostro con incredulidad hasta que vio el documento de una de las asambleas de la empresa Konkistolo SA de CV donde aparecía no sólo como accionista principal, sino también como administradora única y representante legal. Su nombre completo estaba ahí. Primero pensó que se trataba de un homónimo, hasta que vio la anotación de la fecha de nacimiento de la supuesta dueña de esa empresa: 20 de junio de 1976.
-Sí, soy yo -dijo atónita. El rostro se le desencajó y en cuestión de segundos sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas de angustia. “¿Alguien habrá ocupado mi nombre? No sé por qué aparezco… ¡Imagínate algo tan serio! ¿Tú crees que no me voy a acordar de haber constituido la empresa?”.
La mujer de 49 años estaba sentada en una pequeña silla acolchada de las que hacen juego con los escritorios, con llantitas en cada una de las patitas. Desde ahí seguía repasando momentos de su vida para entender cómo su nombre terminó en esas actas.
LA CORRUPCIÓN SE EXPANDIÓ
La historia de Vanessa es la evidencia de que la corrupción no desapareció en Segalmex y que -por el contrario- se expandió a Alimentación para el Bienestar, la nueva dependencia creada en el gobierno de Claudia Sheinbaum.
La identidad de esta mujer de 49 años de edad fue robada y utilizada para formalizar contratos por más de 256 millones de pesos entre Konkistolo SA de CV, una empresa con apariencia de fantasma, y Diconsa, la dependencia estatal encargada de llevar alimentos a comunidades rurales y marginadas, que en el sexenio de López Obrador perteneció a Segalmex y que en el gobierno de Sheinbaum pasó a Alimentación para el Bienestar.
Konkistolo es sólo una parte de una red de contratos irregulares mucho más amplia. Al menos otras cuatro empresas -todas ligadas entre sí- participaron en procedimientos de contratación en Diconsa y obtuvieron asignaciones por casi dos mil millones de pesos entre 2022 y 2025, de acuerdo con cientos de documentos revisados por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).
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Alimentación para el Bienestar replica modelo de corrupción de Segalmex: asignan $2 mil millones a empresas “fachada”
Con inforamción de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI).