Pablo Gómez Álvarez siempre cae parado como buen burócrata que ha sido históricamente en la izquierda electorera del país, del PCM, el PSUM, PRD a Morena.
Es parte del otro clan familiar del gobierno de la Cuarta Transformación: su esposa fue nada más y nada menos que la tesorera de la federación, María Elvira Concheiro Bórquez, y su hermano, Luciano, Subsecretario de Educación Superior de la SEP.
Como economista, Gómez Álvarez es un buen tribuno parlamentario de donde ha vivido de un escaño otro, y de una cámara legislativa a otra, Siempre ha vivido del dinero público, eso sí, “revolucionario”, un exlíder estudiantil del movimiento universitario, integrante del Comité Nacional de Huelga, que culminó con la represión del 2 de Octubre en la Plaza de las Tres Cultura, de aquel 1968.
La reforma electoral del PRI en el sexenio de José López Portillo, diseñada por el político e intelectual secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles, convirtió a Pablo Gómez en uno de los primeros diputados de minoría en la Cámara Baja.
Fue parte del Comité Central del Partido Comunista Mexicano (PCM) con el desaparecido Arnoldo Martínez Verdugo como dirigente nacional comunista.
Siempre fue un burócrata de la política de izquierda que lo llevó a la cargada a favor del gobierno de Enrique Peña Nieto con el famoso pacto a favor de México; con el movimiento obradorista gozó de los privilegios de ser un profesional de la política.
Operador político de la izquierda histórica, con el ADN estalinista que corre por sus venas, fue llamado por el presidente Andrés Manuel López Obrador para perseguir y encarcelar a sus adversarios a través de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).
El burócrata del PCM se convirtió así en el garrote político de AMLO para perseguir de manera implacable a los adversarios al régimen de la 4T.
Se centró la persecución contra el expresidente Felipe Calderón Hinojosa y todo lo que se relacionara al michoacano, movido AMLO por el odio y la venganza del presunto fraude electoral de 2016.
Gómez Álvarez fue contra ellos como perro de caza, pero lo tanto le tenía obediencia al tabasqueño para ser la tapadera del blanqueo de dinero del crimen organizados en la Casa de Bolsa Vector del empresario regiomontano Alfonso Romo Garza, jefe del
gabinete de AMLO.
Desde su arribo a la UIF, voceros del gobierno de EEUU no aprobaron la presencia de un “comunista” en Inteligencia Financiera, y posterior al escándalo de haber encubierto el lavado de dinero de los cárteles, el gobierno de Trump lo impugnó.
El gobierno de Claudia Sheinbaum premió a Pablo Gómez con una salida “digna” al enviarlo a la comisión de asuntos intrascendentes para formular el proyecto de la reforma electoral para consolidar el Partido-Estado Morena, para encauzarlo como el partido único.
Para el gobierno de EEUU Pablo Gómez solo persiguió en la UIF a los adversarios políticos de AMLO, y sirvió de tapadera de las operaciones financieras de Romo Garza, ligadas a los cárteles, y justo desde este lugar estratégico no estranguló las operaciones financieras de los cárteles mexicanos, protegidos por “los abrazos” en la estrategia obradorista.
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