En diputado federal poblano Alejandro Carbajal no es un profeta, pero como si lo fuera, pronosticó una crisis creciente del partido Morena durante el gobierno de Claudia Shienbaum. Y no es que el legislador atentara contra su propio partido, sus cuadros dirigentes y la propia presidenta, solo advertía la descomposición política y los altos costos por abrirle las puertas al partido a cuanto arribista se acercará para afiliarse y obtener un cargo de elección popular.
El reciente Consejo Nacional de Morena le dio la razón al morenista poblano, no solo por la creación de la comisión de revisión de antecedentes de aspirantes a ingresar a Morena, sino por la crisis interna por los señalamientos de corrupción y vínculos con la delincuencia.
En el centro de esta crisis estuvo el coordinador del grupo parlamentario de Morena en el Senado, exsecretario de Gobernación federa Adán Augusto López Hernández, quien ha perdido credibilidad por sus explicaciones huecas injustificables.
López, en el centro de la opinión pública nacional por la revelación de un militar de rango de la Secretaría de la Defensa Nacional sobre la orden de aprehensión contra Hernán Bermúdez Requena, secretario de Seguridad Pública de Tabasco, ligado a un grupo criminal.
Bermúdez, conocido entre la delincuencia organizada como comandante H, no solo lideró el grupo delictivo La Barredora, sino que fue su fundador cometiendo delitos, en una doble vida, como mando policial y líder delincuencial.
Nadie le cree a Adán Augusto de que él nunca se percató de las actividades delictivas de su secretario de Seguridad en Tabasco, nada creíble para un estado como Tabasco donde todos se conocen, porque la carrera delictiva de Hernán empezó desde 1996.
Pero no solo eso, las áreas de inteligencia militar le advirtieron al entonces gobernador López Hernández de los malos pasos del policía.
Pese a las advertencias, López lo hizo secretario de Seguridad, y al dejar la gobernatura para convertirse en secretario de Gobernación con Andrés Manuel López Obrador, lo impuso en el cargo con el gobernador sustituto.
Nadie le cree que siendo gobernador y luego secretario de Gobernación federal, que administran información privilegiada, ahora que salga con el cuento de que nunca sospechó de las actividades delictivas de Bermúdez, con quien además comparte militancia en Morena.
Los únicos que le creen al senador y exaspirante presidencial son los miembros del partido oficial Morena, mismos que cobijaron a Adán Augusto al grito de “no estás solo” de sus correligionarios, con el mismo ánimo de apoyo a los gobernadores de Sinaloa Rubén Rocha Moya, y del exmandatario de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, acusado de violencia sexual.
Para el “padrino” del Bienestar “hay mucha politiquería en todo esto” y se dedicó a exhibir los “resultados” en las estadísticas en la “disminución” de los delitos en Tabasco durante la gestión de López Hernández, y los señalamientos los atribuyó la presidenta Claudia Sheinbaum a un “linchamiento mediático” por son acusaciones “sin pruebas”.
A pesar de las posturas de la lideresa de Morena Luisa María Alcalde de que no habrá impunidad, en casa, en el consejo nacional de Morena, lo apapacharon y lo protegieron, como Moya Rocha y a Cuauhtémoc Blanco.
Y de la división del partido con la existencia de las facciones, fueron muy notorias las ausencias del diputado Ricardo Monreal Ávila y el secretario de Organización de Morena, Andrés Manuel “Andy” López Beltrán, heredero del “legado” de su papá.
La justificación por las ausencias de Monreal y López Beltrán por “presuntos compromisos previos”, son nada creíbles por su importancia y responsabilidad política y partidista, son tan poco creíble como el argumento de que Adán Augusto “nunca sospecho” de las actividades delictivas del expolicía prófugo de la justicia.
Morena y la presidenta Sheinbaum tomaron partido por gobernadores omisos y cómplices como Adán Augusto: empero ante un eventual señalamiento de los Departamentos de Justicia y del Tesoro de EU que involucre al tabasqueño, el costo podría ser mayor.
El diputado federal poblano de Morena, Alejandro Carbajal, advirtió los riesgos de división de Morena por la descomposición del partido y el gobierno, y el tiempo empieza a darle la razón.
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