Mirar para adelante y, a partir de ello, planificar y trabajar día con día para la consecución de las metas grupales es algo que distingue a los Halcones de la Universidad Interamericana.
Echar un vistazo al pasado siempre sirve para tener una referencia de lo realizado, mas, para el equipo naranja, lo importante es laborar cotidianamente para tener un presente exigente que cimiente un futuro exitoso.
En su última intervención en los Ocho Grandes de la Liga de la Asociación de Basquetbol Estudiantil, los Halcones, a pesar de ser uno de los equipos más fuertes en la segunda vuelta de la fase regular, se quedaron al margen de la semifinal.
Ese episodio marcó el final de una generación ganadora con hombres como Diego Hemke, Dominique Coursey y el capitán Miller Suárez, sin embargo, también indicó el inicio de una nueva etapa, misma en la que otros jugadores, ante el egreso de estos elementos, tomaron la estafeta de liderazgo y compromiso.
Uno de los hombres que podría tomar un rol más protagónico en Halcones es el orizabeño Allan Vargas, quien, si bien ya era un habitual titular y uno de los elementos más destacados, ahora, debido a que está por iniciar su tercera temporada con la Inter, se convirtió en uno de los jugadores de mayor experiencia.
“La eliminación que tuvimos en las finales pasadas fue muy sorpresiva. Nuestro rival en primera ronda ganó bien, pero nosotros sabemos que dejamos por hacer cosas y que fue un partido en donde las canastas no nos cayeron; a veces hay partidos así y, por desgracia, esto nos pasó en el momento menos indicado. El pasado ya quedó atrás y, si bien debemos aprender de lo que pasamos, nuestra mente y trabajo está puesto en el presente porque solamente podemos hacer algo en el ahora. Teníamos jugadores muy importantes para el equipo y que incluso eran algunos de los mejores de la liga, pero ahora ya no están y los que nos quedamos debemos asumir un rol de más peso, el cual fortalezca al equipo y dé confianza a los novatos que llegarán”.
Uno de los incentivos que tendrá Allan Vargas para la próxima temporada es jugar los Ocho Grandes en Puebla, sede que, por la cercanía con Orizaba, le garantiza tener a su familia en las gradas.
“Me dio gusto saber que las finales serán en Puebla. Me ilusiona jugar acompañado de mi familia, pero el primer paso es tener una buena pretemporada y luego ir partido a partido”.