Estacionarse en el cuadrante del alcalde poblano morenista de la 4T, el empresario José Chedraui Budib, resultó todo un fastidio.
Cuadrillas de personas con el uniforme azul panista y líneas verde fosfo-fosfo del PVEMlaboran de manera persecutoria y acosadora contra automovilistas.
Los quita placas y levanta infracciones son unos “soldados” de la recaudación, porque el ayuntamiento guinda privatizó las áreas de estacionamiento en las calles y avenidas del Centro Histórico y del primer cuadro de la ciudad capital.
Ante este agandalle, lo primero que viene a la mente es revisar si esta medida de privatizar los espacios para estacionarse en la vía pública era parte de la plataforma electoral de Chedraui, medida “tan popular” que le hizo ganar los comicios en 2024.
Después de hurgar, pues nada de la promesa electoral de privatizar los lugares públicos para estacionarse; el eslogan de gobierno de “imparables”, se observa en los negocios a favor de particulares.
El Partido-Estado Morena ha sido un abierto opositor a las privatizaciones de los gobiernos neoliberales del PRIAN, pero esa postura era válida cuando criticaban a gobiernos del PAN.
Ahora al frente del gobierno municipal de la ciudad capital, el oficialismo cuatrotero cambió de opinión, tiró las pancartas morenistas de “primero los pobres” luego de ganar las elecciones, y ahora sí (se dijeron), a robar, perdón, a gobernar.
Medidas como los parquímetros no tienen mayor razón de ser que privatizar lo público para repartirse con la empresa concesionaria el dinero de los poblanos y visitantes
Además del atraco al bolsillo de los automovilistas, la afectación es mayor para los comercios, negocios o prestadores de servicios, porque el pagar el espacio público y ser víctima de una infracción, ahuyenta a los potenciales clientes.
La medida privatizadora también afecta a los turistas locales y nacionales que visitan sitios del Centro Histórico como el Parque de Analco, la plazuela gastronómica y de antigüedades de Los Sapos, el Barrio del Artista, o la misma Catedral, etcétera.
No solos los franeleros están en extinción en estos cuadrantes morenistas de la privatización de la vía pública para estacionar los vehículos automotores, y lo están en ese proceso vendedores de “artesanías” en Analco y otras plazas de atracción del turismo.
Tampoco se ven los beneficios, ni medible por obra pública, ni auditables en los libros de la Tesorería Municipal porque no informan de lo recaudado y el destino de estos recursos recaudados con “el cobro de piso”.
La ciudad capital, a juzgar por el deterioro del asfalto, los miles de baches persisten en Puebla capital, y se han convertido en patrimonio de los poblanos como un bien tangible.
Con los gobiernos morenistas y panistas, los patentizaron; con Claudia Rivera, el “bache inclusivo”; con José Chedraui, “el bache imparable” y con el panista Eduardo Rivera, “el bache contigo y con rumbo”.
Pero en la era del régimen de la 4T, qué nadie se dé por sorprendido en el gobierno de la ciudad porque postularon a un empresario de la cuna del neoliberalismo del PRI, hombre de negocios y ligado al grupo de magnates asesores económicos de AMLO.
No es el único priista con chaleco guinda que presentó una plataforma electoral a favor de los pobres, y ya instalado en la silla del Palacio Municipal, gobierna la agenda de hombre de negocios.
Pasó lo mismo con la bandera electoral contra la privatización del servicio de agua potable y alcantarillado, ondeada por Alejandro ArmentaMier.
En campaña, al igual que el presidente José López Portillo, que defendió el peso como un perro, el actual mandatario conmovió hasta las lágrimas de los votantes en campaña con la promesa de defender “el agua como un derecho humano, porque no es una mercancía”.
Pero ya en el gobierno modificó el discurso y su plataforma electoral ante los dueños del dinero: los magnates financieros de la familia Hank Rhon.
No solo seguirán con la concesión del agua, ahora tendrá a su servicio los recursos hídricos del estado, incluidos los pozos de comunidades agrarias, claro, “por amor a Puebla”.
A más de un semestre del gobierno central y en el ayuntamiento poblano, por los actos respectivos, se puede comprobar la diferencia entre la oferta electoral como candidatos a los actos de gobierno, que no siempre son congruentes; lo bueno está por venir: lo feo de lo bonito para el estado en la era de la 4T.
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