El liderazgo de la rectora Lilia Cedillo Ramírezlo refrendó en las urnas durante la elección de consejeros de estudiantes, maestros y no académicos, así como de directores.
Los detractores de la rectora, de dentro y fuera de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, no fueron capaces de postular una fórmula de candidatos a los cargos de elección.
La gran mayoría de los consejeros electos y directores de unidad académica están identificados con el ´proyecto de la rectora Cedillo Ramírez.
Con los resultados en las urnas para renovar el Consejo Universitario, es evidente la legitimación en las aspiraciones de la rectora Lilia Cedillo Ramírez para postularse a un segundo periodo al frente de la Rectoría de la BIAP.
Universitarios cercanos a la recorta preveían este resultado porque los grupos cercanos a Morena y Antorcha Campesina, “asesores” de los alumnos paristas de marzo, no pudieron presentar una sola fórmula competitiva.
De los líderes del paro estudiantil no figuraron en las fórmulas, y los intelectuales orgánicos de Partido-Estado Morena, simplemente no figuraron ni tienen la presencia que se atribuían.
Difícilmente esos grupos de la llamada “izquierda” histórica y los antorchistas no tendrán un solo argumento para cuestionar el resultado de la elección de consejeros.
El ejercicio democrático en las urnas, con la emisión del voto universitario de manera individual, directa y secreta, es incontrovertible.
Así como ocurre en la rendición de cuentas con el manejo de los recursos financieros y materiales de Máxima Casa de Estudio, sujetos al escrutinio público, la comunidad universitaria cumplió con un ejercicio democrático y transparente ante la sociedad poblana.
Como centro universal del conocimiento, la Universidad conserva esa pluralidad con el concurso de las ideas que se refleja en la libertad de cátedra y la progresiva democratización del modelo educativo en la enseñanza-aprendizaje.
Los consejeros universitarios electos de los tres sectores tienen clara la encomienda de no echar al olvido las exigencias de los pliegos petitorios del sector estudiantil.
Existen algunas voces dentro del aparato administrativo que sugieren darle carpetazo a las demandas estudiantiles, para regresar a la cadena burocrática de las omisiones.
Siempre es posible corregir y mejorar el rumbo de la vida universitaria en sus tareas sustantivas de docencia, investigación científica y extensión universitaria.
Empero también recomendable que los líderes universitarios y los consejeros del máximo gobierno colectivo de la BUAP se alejen de la tentación de entregar la universidad a intereses externos sedientos de control y poder.
La pluralidad universitaria garantiza los espacios para las voces diversas, y con esa libertad los sectores acudirán a las urnas a elegir al rector o rectora en las elecciones de verano, y la doctora Lilia Cedillo Ramírez ha hecho su parte.
A la centenaria Universidad Autónoma de Puebla le falta camino por recorrer en este Siglo XXI, con nuevos retos en la formación generacional de profesionistas, y lo importante es que no pierda su identidad, al margen del gobiernos neoliberales o populistas autoritarios.
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