No es la primera, ni será la última vez que un grupo de habitantes del municipio de Acatzingo incendie o vandalice el palacio municipal. En otros casos, la inconformidad de los habitantes motivó la “clausura” del Palacio Municipal, como ocurrió durante la gestión del panista Eliseo Zayas Jean, quien terminó en prisión (AP 318/2012/Tepeaca).
En 2012 pobladores se manifestaron frente al Palacio Municipal para protestar contra Zayas Jean a quien acusaban de proteger la huía de su escolta José Rosendo Luis Lima, quien junto con otros policías golpearon a ciudadanos, y privaron de la vida a uno de ellos.
El entonces edil panista fue destituido debido a la ingobernabilidad en el municipio con el edificio sede del Palacio municipal cerrado, y posteriormente enviado a la prisión de Tepeaca.
Desde esa época no solo empezó la desconfianza a los policías por los habitantes de Acatzingo quienes padecían los abusos de los uniformados, pero se agravó cuando sirvieron a grupos delictivos dedicados al robo al transporte y al huachicol.
En más de diez años, desde ese 2012, la tranquilidad de ese municipio terminó porque los siguientes gobiernos municipales no solo relajaron la gobernabilidad y la seguridad pública, sino que cedieron espacios a células de la delincuencia.
Antes de este fenómeno de la inseguridad pública y la violencia ligada a la delincuencia, en Acatzingo no pasaba más allá de los conflictos postelectorales con el plantón de panistas encabezados por Francisco Fraile García contra el presunto fraude electoral en la elección de Alejandro Armenta Mier como alcalde.
Pero a partir de la aparición de las bandas de huachicoleros y de robo a transporte de carga, el municipio de Acatzingo, sus barrios y la junta auxiliar de San Sebastián Villanueva, el corredor de Palmar de Bravo, Felipe Ángeles, Los Reyes de Juárez, Cuapiaxtla, Tepeaca, Amozoc-Chachapa y el nororiente de Puebla capital, es dominado por el crimen.
La inseguridad pública se agravó en la zona, en la medida que la delincuencia se fue apoderando de más territorio y no solo penetraron a las corporaciones policiacas, sino a los partidos políticos para gobernar los municipios.
El antecedente más cercano de la “narcopolítica” fue el asesinato del candidato de Morena a la alcaldía de Acatzingo, Jaime González Pérez; la delincuencia se convirtió en el “gran lector”.
El hartazgo de los habitantes de Acatzingo a la inseguridad y clima de violencia relacionada con grupos delictivos están detrás del último incidente con la quema del acceso al Palacio Municipal de Acatzingo, el viernes pasado.
De acuerdo a fuentes policiales, lo ocurrido en Acatzingo obedece a ese creciente dominio de los “malos” que controlan a las policías municipales para mantener el dominio territorial vinculado al “triángulo rojo”.
Los tres niveles de gobierno en Puebla deberían considerar la pertinencia de aplicar el “Operativo Enjambre” en el estado como en Edomex, para combatir los vínculos de gobiernos municipales con la delincuencia, eso dicen los que piensa bien.
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