En la Universidad Autónoma de Puebla se cruzaban “apuestas” respecto a la duración del paro estudiantil en diferentes facultades, el primer pronóstico es que sería breveporque prolongarlo tendría altos costos.
El 24 de febrero los alumnos de la Facultad de Medicina empezaron los reclamos por la falta de plazas para prácticas clínicas y otras exigencias administrativas y académicas.
Para el siguiente día ya habían suspendido actividades y obligaron a las autoridades a la intervención de la Rectoría, que terminó con la renuncia del director y de otra funcionaria.
Lo ocurrido en Medicina motivó muestras de solidaridad estudiantil y empezaron a formularse pliegos petitorios de otras escuelas y facultades.
Nuevamente la intervención fue inmediata por la rectora Lilia Cedillo Ramírez, para darle solución a las exigencias del sector estudiantil, como había ocurrido en Medicina.
En un mensaje a la comunidad universitaria reconoció la legitimidad de las demandas de los estudiantes y ofreció instalar mesas de trabajo, luego del bloqueo a los accesos a Ciudad Universitaria.
Inexplicablemente, a pesar de la instalación de la Comisión Institucional para iniciar el diálogo en mesas de trabajo en CU, estudiantes de las facultades en paro se han negado a sentarse a la mesa.
Los pliegos petitorios de los estudiantes con sus respectivas demandas y particulares se hicieron públicos a través de las redes sociales, incluían plazos para los cumplimientos por autoridades de las respectivas unidades académicas y de la administración central.
Uno de los pretextos o argumentos de los estudiantes para no sentarse a las mesas de trabajo es la supuesta falta de garantías para que no se ejercieran represaliasacadémicas y administrativas.
La exigencia estudiantil fue atendida por la rectora al manifestar que no habría ningún tipo de represalias y se atenderían de inmediato los pliegos de demandas para darles puntual respuesta.
De manera paralela, para garantizar el derecho a la educación, las autoridades universitarias implementaron las clases en línea para evitar retrasos.
Sin embargo han pasado horas y días sin que los estudiantes accedan a presentar los pliegos petitorios y sentarse con las autoridades para encausarlas a una solución integral.
Esta postura consciente y premeditada de los representantes estudiantiles de boicotear las mesas de trabajo empiezan a preocupar al resto de la comunidad universitaria y a la sociedad en general, porque genera la sospecha fundada de la existencia de otros intereses extrauniversitarios.
Ningún movimiento universitario en el pasado inmediato en cualquiera de las universidades públicas no podría entenderse sin el reconocimiento de las reivindicacionesestudiantiles y las soluciones.
La prolongación de los paros estudiantiles sin mayor justificación es un arma de doble filo porque estarían apostando a un desgaste inútil que solo afecta las actividades académicas y administrativas, lo que obligará a una resolución al respecto del Consejo Universitario.
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