De acuerdo la legislación laboral, algunos asalariados esperan con mucha impaciencia el pago del bono de fin de año por parte de sus empleadores, conocido coloquialmente el “aguinaldo”. Esperan por lo menos 15 días de su salario, pero dependiendo de cada centro de trabajo, ya sea en el sector privado o público, el “aguinaldo” puede consistir hasta en tres meses de salario.
Pero a diferencia de los trabajadores de industria, comercio y servidores públicos que “sí trabajan”, los políticos, entre ellos los parlamentarios, por ser representantes populares, se embolsan miles y millones de pesos.
Esa ha sido la “regla” desde el viejo PRI hasta Morena, el gobierno de la presunta austeridad republicana juarista, que solo es de diente para afuera, porque en la era de la 4T, donde “primero son los pobres”, engrosan sus cuentas bancarias, a costa de los contribuyentes.
Que los regidores salientes del gobierno de la ciudad capital encabezados por panistas se hayan pagado 200 mil pesos como “bono de fin de trienio” de las gestiones de Eduardo Rivera y Adán Domínguez, si bien es un abuso, podría “entenderse” porque son los “conservadores”.
Probadas las mieles del poder público con recursos del erario, también regidores de Morena y de sus partidos patiños cobraron el “bono” de 200 mil pesos como una especie de “indemnización” por representar a los ciudadanos.
Los hubo regidores parásitos del PAN y de otros partidos que no ponían un pie en sus oficinas, cobraban sobresueldos y salarios de plazas con prestanombres, para sus negocios, y todavía estiraron la mano para embolsarse 200 mil pesos del bono de fin de trienio.
Lo mismo hicieron los flamantes representantes popular del PT, PVEM, MC, PRD, PRI…, en el ayuntamiento de Puebla.
A nadie debería extrañar entonces el hoyo financiero a las finanzas municipales que superan los 547 millones de pesos, anomalías que podrían clasificarse como un grave daño patrimonial, suficientes para iniciar una indagatoria administrativa y penal.
Este tipo de prácticas propias de la partidocracia dorada en el país, también se ejerce sin ningún rubor los parlamentos federales como la Cámara de Diputados.
Una investigación periodística de El Universal revela, por ejemplo, que el diputado federal poblano Ignacio Mier Velazco recibió el pago de 12 millones 157 mil pesos como “regalo”, un bono por concluir la representación como líder de la bancada de Morena en la Cámara Baja.
Es una burla el discurso de la austeridad juarista y de que no son iguales en la 4T a los gobiernos anteriores del PRI y PAN.
Los otros líderes camerales recibieron también su tajada: Jorge Romero -ahora presidente del CEN del PAN- 6 millones 774 mil 258 pesos; Rubén Moreira, del PRI, 4 millones 460 mil 213 pesos; Carlos Puente, del PVEM, 3 millones 769 mil 355 pesos.
De los partidos de la llamada “chiquillería”, las comparsas de Morena, el dirigente vitalicio del PT y coordinador de la diputación Alberta Anaya, 1 millón 995 mil 968 pesos; Braulio López, de MC, 1 millón 750 mil y Francisco Huacus, del extinto PRD, 1 millón 25 mil 806 pesos.
Así se las gastan en el círculo rojo de la burocracia dorada, y eso que el gobierno del Segundo Piso de la 4T acabaría con “privilegios” del pasado. Ajá.
A diferencia de la mayoría de los trabajadores del apartado A y B, que sí trabajan, los 500 diputados federales recibirán 40 días de salario como pago de aguinaldo por la cantidad de 140 mil 504 pesos, bonificación que supera los al salario mensual bruto que excede los 105 mil pesos.
Los 128 senadores recibirán del pago de aguilando más de lo doble que los diputados, a ubicarse la cifra en 344 mil 760 pesos; más del doble de su salario mensual fijado en 171 mil 450 pesos.
Ya se entenderá en este contexto el enfrentamiento entre los lideres de las cámaras de Morena, Ricardo Monreal y Adán Augusto López, porque el zacatecano les dio un tijeretazo de más de 120 mdp al gasto en el senado, mientras que la Cámara Baja el incremento fue de 600 mdp, y lo suyo, de ambos, es el dinero público.