El conservadurismo del gobierno barbosista que se arrodillaba los viernes santos ante el arzobispo de Puebla, había impedido en el Congreso local la legalización del aborto a los 12 meses de gestación. El término legalizar sería el más apropiado, porque los términos aprobados en la reforma al Código Penal sigue criminalizando con cárcel a las mujeres que determinen suspender un embarazo.
Los grupos feministas proabortistas del pañuelo verde fueron un factor de decisión del Movimiento Regeneración Nacional hecho partido, Morena, que entendió el momento de debilidad del conservadurismo liderado por el PAN.
Los diputados por Morena y partidos aliados entendieron muy bien el momento histórico y político poselectoral porque en el estado, como ocurrió en el resto del país, el conservadurismo fue derrotado.
Lograron los legisladores locales vencer los amagos de la jerarquía de la iglesia Católica, para convencer a los legisladores votar en contra de la despenalización.
Fue el propio arzobispo Víctor Sánchez Espinosa quien les recordó a los políticos de Morena de doble moral que apoyan el aborto, pero acuden a los servicios religiosos de la diócesis, y del propio jerarca católico, para celebrarles las bodas, primeras comuniones y bautizos.
Los gobernadores, incluidos los de Morena en el primer gobierno constitucional, acudían y se postraban en primera fila en las misas dominicanas, acompañados de sus esposas, como era muy común con Miguel Barbosa y la ahora diputada electa Rosario Orozco Caballero.
La casa sede de la residencia del arzobispo en Huexotitla ha sido la aduana obligada de los candidatos a la gubernatura para reunirse y sacarse la foto con el prelado, para no dejar ninguna duda del origen y vocación católica de los políticos.
Al convertirse Puebla en el estado 14 en despenalizar el aborto con la resolución del Poder Legislativo, sin duda deja muy lastimada la relación de los poderes del estado con la jerarquía católica.
Los titulares del Ejecutivo estatal, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, y del Legislativo, Edgar Garmendia, asumirán el costo político de un clero católico que en los “púlpitos” los representantes de la iglesia externaron sus opiniones respecto a las elecciones federales y locales del 2 de junio.
“Es innegable que una sociedad que aspira a la justicia, a la paz y al bien común, se debe fundamentar sobre los valores y los derechos humanos; por tanto, no será posible erradicar la preocupante violencia en que vivimos si, como sociedad, ejercemos violencia mortal a través del aborto contra miles de inocentes no nacidos”, les espetó Sánchez Espinosa.
Pero posterior vino la sentencia del tribunal eclesiástico para inhibir a los legisladores de Morena, de la autodenominada “izquierda”: “El aborto es un crimen y ningún crimen es solución. No a la violencia del aborto, digamos sí a la vida y a la paz social”.
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