Indolencia es lo que han mostrado los encargados en seguridad pública del estado y los municipios en las carreteras estatales, como ocurre en el tramo de Tepeaca a la ciudad capital. En ese tramo carretero actúan con toda impunidad grupos criminales que instalan retenes para cometer asaltos y robos de vehículos a familias, sin que el gobierno de Sergio Salomón Céspedes mueva un solo dedo para proteger a los poblanos.
La noche del sábado 16 de marzo una familia poblana que estaba de regreso a la ciudad capital a bordo de su vehículo, después de viajar al oriente del estado, fue obligada a detener su marcha por hombres Estado.
El incidente ocurrió al filo de las 22:00 horas en la carretera federal Puebla-Tepeaca, a la altura de la comunidad de Santiago Acatlán, una zona de tráfico vehicular, que fue aprovechado por delincuentes que encañonaron a la familia para obligarlos a descender y despojarlos del vehículo.
Casualmente, minutos después de lo ocurrido, pasaron por el lugar unidades del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, los afectados reportaron el robo, pero sin ningún éxito de recuperar la camioneta.
Las víctimas sólo fueron auxiliadas para que acudieran a interponer la denuncia ante el Ministerio Público, y posteriormente trasladarlos a la ciudad de Puebla, con la impotencia de no poder recuperar su patrimonio familiar, ni de tener justicia para dar con los culpables.
En ese lugar del asalto donde están instalados varios semáforos, un vehículo le cerró el paso en sentido contrario de donde descendieron personas portando armas largas apuntando a las víctimas para obligar a la familia completa a bajar de su camioneta.
Ese y otros tramos carreteros son “focos rojos” porque se trata de zonas específicas bajo control de grupos delictivos que operan con toda impunidad en oriente de la ciudad capital en las vías carreteras a Tecamachalco, Tehuacán, Acatzingo y San Salvador El Seco.
Uno de los retenes de delincuentes denunciados por los afectados es el acceso de la federal al Periférico Ecológico, donde reducen la circulación a un solo carril por civiles armados con pasamontañas y a bordo de camionetas, sin la presencia de la Policía Estatal, la GN o la Sedena.
Víctimas de la delincuencia han acudido a denunciar los hechos en esa región oriente del estado, sin que el estado haya aplicado acciones para inhibir los ilícitos.
En el tramo de la carretera federal Puebla-Xalapa, entre los municipios de San Salvador El Seco y Acatzingo, son comunes los retenes instalados por los delincuentes para cometer asaltos y robo de vehículos, pero ni una sola corporación policial hace acto de presencia.
En uno de esos hechos, una familia fue baleada por los delincuentes y una bala alcanzó a un menor de edad, quien perdió la vida, al tomar la decisión el conductor de no obedecer la orden de alto total de los delincuentes que instalaron el retén.
Se trata de la misma zona oriente del estado dominada por la delincuencia, gracias a la indolencia de las autoridades que se dedican a los abrazos a los delincuentes que gozan de todas las ventajas: la impunidad y la protección.
Hechos como los ocurridos en perjuicio de pobladores de Cuacnopalan, municipio de Palmar de Bravo, atacados por un grupo armado cuando realizaban una protesta social por los daños causados a red de suministro de agua potable por una constructora.
Lo ocurrido habló por sí solo de la complicidad del gobierno con el crimen, al justificar la incursión del grupo armado que accionó las armas largas para dispersar la protesta social, a lo que la Secretaría de Gobernación calificó como “un grupo de choque” (Sic).
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