La puja por la gubernatura será de dos candidatos y sus respectivas fuerzas políticas aliadas, abanderados por el oficialista Alejandro Armenta Mier y el opositor Eduardo Rivera Pérez. La única duda será la confirmación de una tercera opción con la nominación del candidato o la candidata de Movimiento Ciudadano, que definirá entre Grace Palomares y Fernando Morales.

En el primer caso, se trata de los principales partidos políticos en el estado, Morena y el PAN, con sus respectivos aliados.

El oficialismo, además de sus aliados de los partidos familiares PT y PVEM, sumó el membre del partido Nueva Alianza.

El partido esmeralda es irrelevante en el estado por lo marginal en los votos obtenidos en las últimas elecciones locales, fundado por la otrora lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo.

Armenta Mier ha declarado a los medios de comunicación su interés de sumar a MC a la “mega” coalición electoral, partido que gobierno alcaldías y tiene a un solo diputado representado por Morales.

Al margen de lo que decida la dirigencia nacional de MC si va solo o se presenta aliado con Morena en la elección de gobernador, la realidad es que la disputa por la gubernatura es entre Morena-PT-PVEM-Panal versus PAN-PRI-PRD-PSI.

Se trata sin duda de dos proyectos políticos para la oferta electoral en la elección de gobernador, que se extiende en su influencia en la renovación del Congreso local y 217 las presidenciales municipales.

Si bien influirá en el ambiente electoral estatal las campañas presidenciales y legislativas para el Senado y la Cámara de Diputados, la realidad es que predominará el interés local.

A diferencia de las elecciones presidenciales de 2018, por el tsunami avasallador del entonces candidato Andrés Manuel López Obrador, la fuerza electoral está más relacionada con el peso político de Morena, que con la figura de Claudia Sheinbaum Pardo.

Los abanderados de Morena no debería de confíase de que se repetirá el fenómeno AMLO de 2018.

Independientemente de los méritos de la ex jefa de Gobierno de CdMx, Sheinbaum no tiene el mismo peso político de López Obrador, lo que podría motivar un voto diferenciado y no necesariamente llegarán en “automático” los votos a las alcaldías y los distritos electorales.

Es mas probable, en el caso de Morena, que Armenta Mier aporte, con el aparato electoral, más sufragios a Sheinbaum, que la abanderada presidencial al candidato a gobernador.

Un fenómeno similar ocurrirá con el panista Eduardo Rivera Pérez, quien es más fácil aporte sufragios a la abanderada presidencial Xóchitl Gálvez Ruiz, que a la inversa, en la medida que el arraigo de los abanderados a la gubernatura atrae a los votantes.

Eses mismo efecto electoral es válido para el voto duro de los priistas, los votantes ciudadanos no orgánicos partidista que tradicionalmente votan por las siglas del PRI, a diferencia de los dirigentes medios y altos que ya emigraron a Morena.

Los nombres de los candidatos a las diferentes cargos de elección popular en el estado, a la gubernatura, al Congreso local y a las alcaldías, será determinantes para atraer a los votantes en las elecciones de junio de 2024.