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“Escala de grises” a la alcaldía poblana

Nada personal/Pablo Ruiz Meza

Uno de los principales atractivos de las elecciones locales son las contiendas municipales, debido a cercanía e interés de la población a sus problemas y necesidades vecinales. Son atractivas las contiendas municipales por el arraigo y liderazgo de los personajes que aspirar a presidir los ayuntamientos.

Pese a ello, el ambiente electoral está muy apagado como lo están los aspirantes de los respectivos partidos políticos porque no motivan ni a sus huestes partidistas.

A diferencia de otras épocas de la historia reciente de Puebla capital como ocurrió con Jorge Murad Macluf, el textilero Ricardo Villa Escalera, Rafael Cañedo, Ana Teresa Aranda o hasta con Mario Marín Torres.

Pero en este 2023 no ocurre lo mismo con aspirantes a presidencia municipal de Puebla porque no motivan, con todo y los contrastes de los momentos y épocas políticas distintas.

En la oposición adormilada, con los irreconciliables rivales PRI y PAN de las contiendas de 1983, en este año abundan personajes en la “escala de grises” como cartas fuertes del frente opositor.

Mario Riestra Piña, diputado federal del PAN, por ejemplo, ha construido sus aspiraciones montado en los eventos públicos del alcalde Eduardo Rivera Pérez, es las pasarelas oficiales, pero sin imagen, arraigo ni liderazgo propio.

En este sentido no canta mal las rancheras el PRI con aspirantes como el diputado y líder estatal priista Néstor Camarillo Medina. Lejos, pero muy lejos de esos personajes del otrora priismo poblano de cuatro décadas atrás.

Lo mismo ocurre con Morena, un partido que irrumpe en la ciudad capital en 2018 con una candidatura gris como lo fue su gobierno.

La abanderada Claudia Riversa Vivanco fue designada por un “volado”, posterior a una tómbola.

Morena ganó las elecciones municipales, gracias al “tsunami” electoral del candidato presidencial López Obrador, no por Rivera Vivanco ni por el naciente partido político.

Sin un liderazgo social ni con arraigo de un morenista de “izquierda”, el partido oficial se hizo de los servicios de un ex priista como José Chedraui como aspirante a la candidatura a la alcaldía.

De no ser por su pertenencia a una familia textilera, está muy lejos de estar a la altura y al nivel del entonces empresario textilero de la década de los ochenta, Ricardo Villa Escalera, como representante del sector privado.

Ironías de la política, la cúpula partidista guinda echó mano de un empresario neoliberal priista para perfilarlo a la alcaldía poblana. Sin arraigo ni liderazgo entre los pobres beneficiarios de la 4T.

Con todo respeto, el resto de “aspirantes” a la candidatura de Morena a la alcaldía poblana, el resto están solo al nivel de eficientes “siervos de la nación”.