La ONU designó el 5 de junio como el Día Mundial del Medioambiente con el fin de visibilizar las problemáticas en la materia que se han acumulado desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Bajo el lema “Una sola Tierra”, la jornada de este año —y quincuagésima en la historia— se enmarca en la urgencia de construir una convivencia armónica con la naturaleza.
Los territorios se han convertido en una de las dimensiones claves para entender la relación del ser humano con el entorno natural. Cuando la apropiación del espacio se da a través de una gobernanza comunitaria los actores involucrados se articulan para velar por el beneficio de la colectividad y el manejo responsable de los recursos naturales.
Muchas comunidades rurales de Puebla y todo el país han logrado instalar modelos de gobernanza basados en la participación social y una pertinente organización institucional. María Concepción López Téllez, catedrática de la BUAP, compartió algunas de sus experiencias como acompañante de dichos modelos en una jornada híbrida organizada por la IBERO Puebla.
México es un país con una geografía diversa, lo que ha propiciado el establecimiento y desarrollo de múltiples culturas. Es así que en nuestro país se hablan alrededor de 66 lenguas indígenas con más de 300 variantes regionales. “La apropiación hace que el territorio se defina a partir de las características de estas comunidades”, explicó la investigadora.
Durante más de 20 años, el Laboratorio de Manejo de Recursos de la BUAP ha trabajado junto a comunidades rurales de Puebla con el fin de impulsar propuestas para una gestión territorial que sea correspondiente con las condiciones de cada época. Para ello, se ha recuperado la historia de cada localidad para comprender cómo las prácticas culturales y los factores externos han moldeado el presente.
La metodología, que coloca a los pobladores en el centro, consta de talleres y cursos en los que los participantes identifican sus orígenes y cómo estos ha determinado las relaciones comunitarias. La religión, precisó López Téllez, también ha influido en el uso del territorio como lugar para el desarrollo espiritual. “Los propios actores locales son los que deciden por la gestión de su territorio”.
El informe presentado por la investigadora acentúa que los comuneros dominan los saberes relacionados con la diversidad de plantas y animales, así como la gestión adecuada de sus respectivos patrimonios naturales. Esto ha llevado a muchas localidades a emprender acciones para regular la tala de árboles, prevenir incendios y controlar plagas.
Entre los conflictos expresados por los pobladores destaca la falta de confianza en las autoridades: “Cuando hablamos de núcleos agrarios hay un cambio de autoridades cada tres años. Esto implica que lleguen actores con intereses diversos”. A su vez, existe molestia frente a la falta de información sobre los proyectos privados que se implementan en los territorios rurales.
No estamos considerando a los territorios para tomar este tipo de decisiones […] Se debe tomar en cuenta la realidad de las comunidades”: María Concepción López sobre la última iniciativa de ley de biodiversidad
Un análisis realizado en la mixteca poblana reveló que la gestión de fauna basada en la preservación la ha convertido en la región con mayor población silvestre del estado. En contraste, la falta de infraestructura y las discrepancias con los gobiernos estatal y local ha instalado un estado de alerta permanente frente a las amenazas.
La gobernanza del territorio a nivel rural destaca por el compromiso de los actores involucrados, quienes se ven motivados por una perspectiva cultural y ambiental del espacio. Esto ha permitido que las dinámicas sociales basadas en la tradición perduren a través del tiempo y se fortalezcan frente a la intervención de agentes externos.