Hoy existe la necesidad impostergable de proteger el planeta de amenazas como la devastación de la biodiversidad, el calentamiento global, acidificación de los océanos, polución urbana y rural, derrames contaminantes, diseminación de residuos tóxicos y deforestación. De aquí la importancia de educar y sensibilizar a la sociedad, ya que el ser humano necesita cambiar sus hábitos para la conservación de los recursos naturales.
Para reflexionar sobre las consecuencias ambientales de los avances científicos y tecnológicos, la Coordinación de Gestión Ambiental, de la Coordinación General de Desarrollo Sustentable de la BUAP, organizó la conferencia virtual “Planeta (in)sostenible”, a cargo del investigador del Laboratorio de Restauración Ecológica del Instituto de Biología de la UNAM, Luis Zambrano González, miembro de la Academia Mexicana de Ciencias, autor de libros, textos de divulgación y más de 65 artículos científicos arbitrados.
Esta actividad se enmarcó en el 50 aniversario del Día Mundial de la Educación Ambiental, cuyo origen es la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en junio de 1972, en Estocolmo, la cual marcó el comienzo oficial de la protección del medio ambiente.
Ante la crisis climática, el ser humano necesita ser más activo frente a las políticas públicas en el manejo ambiental
En su conferencia, el doctor Luis Zambrano González señaló que el ser humano para sobrevivir necesita agua, alimento y energía, pero para obtenerlos ha recurrido al ordenamiento territorial, minería o refinerías, que causan pérdidas de hábitats, modificación de la relación entre la comunidad y el ecosistema, desapego a la naturaleza y consecuencias inesperadas, como una pandemia.
“El costo se traduce en cambio climático, acidificación de los océanos, pérdida de biodiversidad y hábitats, aumento en la inequidad a niveles locales y mundiales, pandemias, enfermedades emergentes y migración forzada”.
Zambrano González, nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, consideró que para cambiar este panorama, derivado de la satisfacción de las necesidades del ser humano, “se debe reconocer la existencia de una crisis climática, entender que el hombre es parte de la naturaleza y no la controla, la economía es una herramienta y no el fin último, la tecnología no va a resolver todo porque también genera problemas adyacentes”.
Desde la academia, dijo, se necesita promover que la ciencia sea una pieza en la toma de decisiones e implementar la educación de un pensamiento sistémico, el cual considere todas las variables, consecuencias e implicaciones a futuro de una acción, más allá de su beneficio a corto plazo.
“En la crisis climática hay que ser más activos frente a las políticas públicas en el manejo ambiental, así como alzar la voz frente a la destrucción de ecosistemas por proyectos faraónicos y la falta de una política en energía y alimentación basada en la sostenibilidad”, sostuvo.