Nacida el 8 de marzo de 2018, la Colectiva Coatlicue Siempreviva debutó en el activismo con la toma del Espacio de la Mujer de la BUAP. Desde entonces, han llamado a la movilización feminista con acento en la Interrupción Legal del Embarazo (ILE) en Puebla. Con la asesoría de abogadas expertas, en octubre de 2019 entregaron su primer pliego petitorio al Congreso estatal; nunca recibieron respuesta.
Motivadas por el hartazgo a la indiferencia, el pasado 24 de noviembre la Coordinadora Feminista Puebla y Coatlicue, así como grupos de mujeres afines, tomaron de forma pacífica el Congreso de Puebla por 24 días. Así lo relató Gaby, representante de la colectiva que se cansó de esperar, en una mesa de diálogo organizado por el Departamento de Ciencias Sociales de la Ibero Puebla y el Consejo Estudiantil de Representantes de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública.
La vocera reconoció que hubo un optimismo desmedido por parte de las colectivas con respecto a las posibles respuestas que recibirían por parte de las autoridades: fueron atendidas luego de 72 horas de presencia y obtuvieron el acuse de las peticiones. Pese a los esbozos de voluntad de colaboración por parte de las autoridades, la activista lo percibió como una estrategia de desgaste.
El nuevo pliego petitorio constaba de tres demandas: legislar la identidad de género (a través de la denominada Ley Agnes), la ILE y la constitución de una mesa interinstitucional de diálogo para actualizar los reportes de los 50 municipios con alerta de género.
Días después, la Policía Estatal intervino el plantón a las afueras del Congreso bajo el argumento de resguardo del patrimonio material. Ocurrió lo propio al interior, donde elementos ingresaron vestidos de civiles: “Nos apagaban la luz, los policías nos acosaban todo el tiempo… Ni siquiera podíamos ir al baño solas, siempre de forma intimidante”.
Las activistas al interior del Congreso se apoyaron de medios de comunicación alternativos para refrendar sus propios intereses apartidistas”
Después de múltiples rifirrafes mediáticos y públicos, Gabriel Biestro, entonces presidente de la Junta de Gobierno, encabezó la firma de los acuerdos entre el estado y las colectivas, lo que encaminó la aprobación de la Ley Agnes. El debate sobre la ILE, tema cáustico en el Congreso, fue agendado hasta el 5 de abril —debido, consideró Gaby, a las repercusiones electorales—.
Coatlicue Siempreviva inició sus quehaceres el mismo año que la LX Legislatura. Las activistas buscaron alianzas representativas en el Congreso para impulsar la agenda feminista. Fue así que contactaron a la diputada Estefanía Rodríguez Sandoval, quien ha realizado diversas actividades internas para argumentar la urgencia de legislar sobre temas coyunturales que históricamente han generado resistencias.
En su discurso posterior a la toma del Congreso, la morenista recriminó que la sesión —que se desarrollaba al tiempo de la ocupación— no abordó las demandas de las recién llegadas manifestantes. “Es una vergüenza no comprender los cambios de nuestro contexto [y creer] que tiene fines electoreros. Esto no se trata de confundir: es querer callar a las mujeres, es violencia”.
Denunció que, en su estancia en las instalaciones estatales —tanto en solidaridad como porque la policía le negó la salida—, fue descalificada por parte de sus colegas y expulsada del grupo de WhatsApp en el que se comunican. Se le señaló, dijo, como artífice de la toma con fines políticos.
La toma tuvo múltiples lecturas estigmatizantes, especialmente a través de acusaciones de financiamiento por parte de partidos políticos o el propio Ayuntamiento. Además, cuando se llegó a resoluciones para mesas de diálogo, los funcionarios fueron expuestos por la prensa como los triunfadores del proceso. “En ningún momento fue una toma violenta. Fue simbólica y tenía la intención de generar un cambio”, esclareció Rodríguez Sandoval.
El hecho puede asumirse como la consumación de un caminar histórico. En 1976 comenzaron las movilizaciones para promover la ILE; fue hasta 2007 que se aprobó en el entonces Distrito Federal y el año pasado en Oaxaca. La obstinación de las autoridades refleja que en Puebla el cambio no ocurrirá por voluntad política, sino a través de la lucha feminista, pues son ellas quienes han obligado al Congreso a entrar a la conversación.
Aun cuando las mesas de discusión sobre la ILE ya se encuentran en la agenda, el foro genera múltiples dudas relacionadas con las personas que tendrán injerencia, la publicidad que se le dará y el debate público que generará. “Las mujeres hemos abortado desde siempre y lo vamos a seguir haciendo. Despenalizar el aborto no obligará a las mujeres a abortar. La maternidad será deseada o no será”, comentó la periodista Mely Arellano.
En el Congreso, la llamada “Casa del Pueblo”, no hay cabida para las voces populares. Por ese motivo, las feministas que tomaron el recinto se aseguraron de que el movimiento fuera pacífico, desde la no intervención del inmobiliario hasta la difusión informativa con plena transparencia.
La codirectora de Lado B valoró que las resistencias emanaban de la estupefacción ante la presión por parte de grupos de mujeres jóvenes, siendo que los diferentes niveles gubernamentales se han apurado en pasar la página. “A lo que nos enfrentamos en el Congreso, como en todo el país, es a una simulación”, concluyó.