Redefinir las estrategias de política pública para frenar la pérdida de empleo formal, reducir los altos índices de informalidad y lograr una autonomía sanitaria, serán algunos de los principales retos que enfrente el país ante la actual crisis económica ocasionada por la pandemia de Covid-19, señaló Jaime Estay Reyno, investigador de la Facultad de Economía de la BUAP.
El especialista recordó que ya existía una recesión en el país, la cual estimó que se agravará con el impacto de la pandemia. En este sentido, la predicción de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) advierte para México una caída o crecimiento negativo de 6% para este año.
“La situación efectivamente es muy seria, en este momento hay un crecimiento muy grande de los niveles de desempleo; se habla de que habría unos 50 millones más de desempleados en un plazo muy corto. Tan sólo en Estados Unidos más de 20 millones de personas están solicitando el pago del seguro de desempleo. La economía mundial está semiparalizada, lo que genera una situación difícil, no obstante, una vez superada la pandemia esto se observará como un periodo transitorio”.
LA INFORMALIDAD, EL COSTO Y UN RETO
Para el doctor Jaime Estay Reyno, miembro de la Academia Mexicana de Economía Política, uno de los aspectos que más complica esta reactivación económica es el impacto diferenciado; es decir, la situación entre los países, las regiones e incluso dentro del país es variada, no sólo desde el punto de vista sanitario, también económico, pues en gran medida se depende en este momento de la curva de contagios.
Subrayó que desgraciadamente en México más de la mitad de la población activa trabaja en la informalidad, lo que complica las decisiones acerca de qué medidas de confinamiento se deben tomar y con qué nivel de exigencia se debe aplicar “el quédate en casa”, ya que se trata de un problema mayor que enfrenta particularmente México, por sus altos índices de informalidad.
En este sentido, en el país se estima que al menos 50% de la población vive al día por distintos motivos, uno de ellos originado por la precariedad de sus condiciones laborales, pues las personas no cuentan con seguridad social, con un ingreso fijo y mucho menos con una capacidad de ahorro, lo que plantea un reto mayor porque limitar o prohibir la actividad económica implica que un porcentaje importante se quede sin ingresos, indicó el doctor Estay Reyno.
“En términos generales diría que en México se están pagando dos costos: por un lado, el tener un funcionamiento económico con un alto porcentaje de informalidad, con muy bajos niveles de seguridad social, seguridad en el empleo, ingreso razonable, etcétera; y, por otro, el deterioro acumulado del sistema de salud, que también se hizo evidente en otros países”.
Dentro de esta informalidad también se consideran las empresas que subcontratan u operan bajo el esquema de outsourcing, un modelo de operación que tiene su origen en los años 80 cuando el país le apostó a un bajo costo laboral para incentivar las inversiones extranjeras y apuntalar la industrialización orientada a la exportación, fue así como en 2012 se reformó la Ley Federal del Trabajo para permitir, entre otras cosas, la subcontratación y el outsourcing.
Sobre este tema, destacó que el gobierno deberá realizar un enorme esfuerzo para apoyar la generación de empleos, un tema clave en los próximos meses, pero no sólo en términos de lograr que no se pierdan, sino también con apoyos para pequeñas empresas que no despidieron personal.
“Hay algunas políticas públicas al respecto, se habla de unos 3 millones de créditos para estas empresas, pero creo que el esfuerzo debe ser más profundo, porque de otra manera el nivel de empleo formal seguirá bajando”.
Asimismo, el académico se pronunció por otras medidas que reconfiguren el gasto gubernamental, sobre todo en beneficio de la recuperación de ingresos que nunca debieron perderse, tal como sucede en el plano fiscal, donde se han registrado condonaciones de hasta 50 mil millones de pesos a favor de grandes deudores positivos de impuestos.
“Se debe hacer un gran esfuerzo por mantener y generar la mayor cantidad de empleo; hay que modificar las estructuras del mercado de trabajo a mediano y largo plazo, porque funcionan desfavorablemente para los trabajadores, al cambiar esto se abonaría a una recuperación económica que redefina las bases del funcionamiento que ahora muestran que no se pueden seguir manteniendo de la misma forma”.
CRISIS SANITARIA Y LA BÚSQUEDA DE LA AUTONOMÍA
Otro de los retos que enfrenta el país está relacionado con su sistema de salud, el cual registró un proceso que apuntaló la privatización de los servicios, acompañado de un debilitamiento de los sistemas públicos de salud, lo que quedó de manifiesto de la peor forma durante la contingencia que se vive, señaló Jaime Estay.
Para el doctor en Economía, esta crisis debe aprovecharse para redefinir todo el sistema de salud y mejorar lo que estaba mal, y de este modo el país alcance lo que llaman autonomía o soberanía sanitaria. Al respecto, recordó los problemas a los que se enfrentaron algunos países en el momento de comprar ventiladores, los cuales a pesar de los principios de libre mercado se quedaron varados en los aeropuertos cuando ya estaban en camino de ser entregados.
Asimismo, el gobierno tendrá que apostar a la generación de ciencia y tecnología para no depender de otros países; pensar en una soberanía sanitaria implica también tener una política interna que sea capaz de generarla, así como el reforzamiento a la producción científica y tecnológica como una necesidad evidente, subrayó.